La vida es una obra de teatro que no permite ensayos…por eso, canta, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida…antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos… Charles Chaplin («El Teatro de la Vida»)
Desde que Adán y Eva diseñaron el logotipo de Apple, el ser humano, los políticos, incluso los flautistas, se han convertido en heroinómanos del aplauso y de la búsqueda incesante de la aprobación.
¿Hacemos las cosas porque nos gusta o porque en realidad buscamos el aplauso, el «me gusta» o la «sardinita psicológica» ,como reclama la foca del circo a su domador?
Está claro que un niño pequeño necesita realmente la aprobación y aceptación de los adultos que son importantes para él; el niño necesita formarse psicológicamente teniendo una imagen positiva y de confianza en sí mismo.
El refuerzo positivo en una primera etapa de nuestra vida es muy importante para crecer afectivamente y afianzar las bases de nuestra futura independencia emocional. Cuando se es todavía un niño, un aplauso a tiempo puede evitar muchos complejos en el futuro pero tenemos que caer en la cuenta, aunque haya gente que no se lo crea, que YA NO SOMOS AQUEL NIÑO PEQUEÑO que necesitaba el refuerzo positivo constante de los mayores, no podemos seguir repitiendo antiguos patrones infantiles que nos sirvieron en una etapa de nuestra vida y que ahora ya han caducado.
NO HAY NADA DE MALO EN APLAUDIR O SER APLAUDIDO, aunque desde Marte se vea ridículo. LO PEOR ES QUE NOS CONVIRTAMOS EN DROGADICTOS DE LA APROBACIÓN y esto se da mucho en el “artisteo musical” , al cual pertenezco . Ser adictos al “aplauso”, a las palmaditas en la espalda y las caricias psicológicas, equivale a pensar que lo que piensan los demás de mí es más importante que la opinión que tengo de mí mismo. Equivale a entregar un trozo de ti mismo a la “persona o colectivo de personas” exteriores a ti, cuyo apoyo tú consideras que es imprescindible para ti.
Depender de la aprobación de los demás es muy peligroso ya que estas expuesto a sobrellevar muchas miserias y frustraciones en la vida. Y lo que es más grave aún, te convertirás en un esclavo de las personas que te dan la droga que necesitas. Y al contrario de lo que pudiéramos pensar, las personas que necesitan más aprobación son las personas que más rechazo producen en el colectivo humano.
Si tocas en un concierto, principalmente, para agradar a los demás, para buscar su aplauso, piensa que estás sacrificando tu propia personalidad. No podrás nunca interpretar la música como de verdad la sientes, sin importarte lo que piensen los demás de ti.
Dice un amigo mío que «la fórmula para fracasar es intentar contentar a todo el mundo».Es imposible vivir en este de mundo sin provocar la desaprobación de muchos colegas, incluso amigos, a veces en forma grave. ¡Así es este mundo!- querido colega- estas son los impuestos que hay que pagar por estar “vivo” y tener una opinión propia, opinión que es tan válida como la de cualquier otro ser humano, incluso flautista.
¿CREES QUE MERECE LA PENA EMPEZAR A NO NECESITAR LA APROBACIÓN Y EL APLAUSO DEL MUNDO?
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Muy buen artículo, sí señor¡¡